Pendientes de que el Gobierno Central apruebe la anunciada Ley del Emprendedor y haciéndome eco de una noticia en la que el Gobierno Regional promoverá mas suelo industrial a pesar del fuerte stock, rebajando los precios hasta un 40% para estimular las ventas, y en la que quiere sacar al mercado entre otras, las naves de Hilaturas Portolin, medida altamente esperanzadora….Os dejo estas letras que creo abren un horizonte de optimismo y esperanza, al que me apunto con el escepticismo coherente que supone dar el primer paso para cambiar nuestro estático estilo de vida.
La larga crisis que soporta nuestra economía, esta poniendo a prueba los modelos tradicionales empresariales. Todo ello esta sirviendo para reivindicar con mas fuerza, la llamada economía social. Y que gracias a la capacidad de adaptación a esta posibilidad(sin gran arraigo en nuestra comunidad) se están produciendo mejores resultados de supervivencia y mantenimiento del empleo que con otro tipo de soluciones para el futuro económico actual.
La situación nos retrotrae a los años de la reconversión industrial en los que se estimuló el nacimiento de un cooperativismo al que no estábamos acostumbrados, pero que supuso el alivio de algunas empresas como Magefesa, cuyo futuro había concluido, y en la que sus trabajadores de entonces, supieron abrirse un camino llamado Vitrinor, que aún hoy sigue ampliando negocio en Cantabria. A pesar del escenario tan desfavorable, desde 2010 se han creado en España más de 3.000 empresas de economía social, con unos 30.000 nuevos puestos de trabajo. La mayoría cooperativas, sociedades laborales, empresas de inserción y centros especiales de empleo.
La situación nos retrotrae a los años de la reconversión industrial en los que se estimuló el nacimiento de un cooperativismo al que no estábamos acostumbrados, pero que supuso el alivio de algunas empresas como Magefesa, cuyo futuro había concluido, y en la que sus trabajadores de entonces, supieron abrirse un camino llamado Vitrinor, que aún hoy sigue ampliando negocio en Cantabria. A pesar del escenario tan desfavorable, desde 2010 se han creado en España más de 3.000 empresas de economía social, con unos 30.000 nuevos puestos de trabajo. La mayoría cooperativas, sociedades laborales, empresas de inserción y centros especiales de empleo.
En España existen más de 45.000 empresas de economía social de las que dependen nada menos que 2,3 millones de trabajadores, de las que 19.000 son cooperativas.
En Cantabria hay censadas 210 cooperativas y sociedades laborales algunas de las cuales mueren por extenuación, otras al finalizar sus objetivos y otras absorbidas por otras cooperativas. En cualquier caso, se siguen produciendo nuevas altas, gracias al cambio cultural que en los jóvenes cántabros empieza a calar con más fuerza que nunca, y que hasta ahora, nos ha mantenido en niveles muy bajos en comparación con otras comunidades autónomas como es el caso del País Vasco.
Actualmente, la legislación permite capitalizar la prestación por desempleo para crear una cooperativa o aportar su cuota como socio cooperativista además del disfrute de bonificaciones fiscales que se conceden tanto para la constitución como durante el desarrollo de su actividad lo que “facilita” este tipo de iniciativas.
También hay que tener en cuenta que estas bonificaciones marcan la diferencia frente a las sociedades anónimas o limitadas puesto que pueden permanecer en régimen general frente al régimen autónomo de la S.A; siempre y cuando no posean acciones o participaciones superiores a la tercera parte del capital social. En definitiva, la economía social se puede considerar un antídoto eficaz y eficiente frente a una crisis que no deja de crear un ambiente de pesimismo que potencia aún más nuestro individualismo tan tradicional en esta Cantabria nuestra. El hecho de que en una empresa de economía social en la que los trabajadores sean dueños de su propio futuro, les aporta mucha mayor capacidad de adaptación a situaciones desfavorables. Los conflictos internos son resueltos con acuerdos internos y si es necesario apretarse el cinturón, se pueden adaptar con más rapidez y flexibilidad que en las empresas tradicionales.
Para acabar con este lacónico reportaje cooperativista, lleno de ganas de informar, recordar y facilitar el acercamiento a un abanico de posibilidades en el que los jóvenes y no tan jóvenes de nuestro entorno abonen sus perspectivas de futuro, debo recordaros que seguiré empeñado en mi continuista lucha contra esta intoxicación informativa de crisis presente en todos los medios, y que solo sirve para retroalimentar un estado de ánimo depresivo que pretendo transformar desde éste… nuestro pequeño espacio sideral.
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