16 marzo 2012

Un tiro a la nostalgia

Acabo de entrar por la puerta de casa. Tomé el rico café que me pone Luisa, dónde Quico y después me acerqué al Centro Cívico. Entre conversaciones, libros y revistas y un par de noticias acerca de los viejos amigos que encuentran el buen camino y que me alegraban la mañana, hilé una historia que me rondaba hacía tiempo.... y empecé a redactarla. “ En los recuerdos de mi infancia hay una constante, Molledo; La Montaña. En realidad era mi verdadero feudo, mi lar.... Hasta el punto era así que recuerdo claramente cómo, en mis inviernos en las lejanas tierras..., Soñaba -¡cuántas veces soñaba en el invierno!- con el paraíso terrenal que para mí era aquello. Sus prados, sus bosques, el río, el valle...” Mas o menos así comienza el libro que Mª Rosario Diez del Corral escribió hace un tiempo y que fué publicado en el año 1992. Cualquiera que no tuviera su residencia fija en Molledo, bien pudiera haberlo escrito. Los “veraneantes fijos” como Noemí Cueto Fernández-Peña en el pregón que dio en el año 2010 es otro ejemplo de nostalgia. Pero mis recuerdos, los de esta ocasión, pasan por la “Casa de los Tiros”. Una construcción que llamaba la atención por lo que todo el mundo sabe y conoce de ella, sus cañones empotrados en sus paredes. A pesar de los años transcurridos y así como Mª Rosario escribió sus años de murria, en su libro" Recuerdos de los años felices", pues yo también tuve los míos con aquella enigmática casa museo que para mí siempre fue.
Todo el mundo decía que si Carlos I las dejo allí...que si era una leyenda, etc. enigmas que nunca se acaban de despejar hasta que decides rascar un poco en la historia, para limpiar dudas, aunque en mi memoria, me siga pareciendo lo mismo.

La Casa de lo Tiros, de reconstrucción relativamente moderna, en aquella época perteneció a la familia Aguayo y Quevedo cuyo dueño era infanzón, aunque es fama que fue edificado en el primoroso terreno que ocupa sobre las ruinas de otro famoso y antiguo , arrasado “in illo tempore” por los mesnaderos de un señor enemigo de sus nobles dueños. Lo que más se admira son, como dije, sus cuatro cañones (la trompa de una bombarda y tres trompas de bombardetas) asomando amenazadores y junto a uno de ellos una lápida (en caracteres del sigloXVI) que reza:
           “ conociendo la
entiguedad de es
te albergue de gr
andisima nobl
eça la maguestad
cesaria del empera
dor  carlos qto prime
                                                 ro dejo aquí estas pieças
Parece ser que Carlos I de España y V de Alemania hizo dos pernoctas en tierras de La Montaña, una fué un Lunes 7 de Septiembre 1517 que saliendo de Flexinga arribó después en costas asturianas (se perdió nuestras fiestas patronales) para pasar un 14 de Octubre de 1517 por Caboringa (Cabuérniga) y dormir en Los Tojos. Hacía muy mal tiempo, lluvia abundante, rayos y truenos y además se encontraba bastante enfermo así que su aposento en Los Tojos mandó cubrirlo con pieles de oso y jabalí para aliviar su confort y malestar.
Me parece que esta mala experiencia le valió de muestra para que en futuras ocasiones no le pillase otra como esa por esas tierras. Así que, en un segundo viaje, el 16 de Julio de 1522 la ocasión lo amarró en Santander. El  27 de Julio comió en Villasevil y ese mismo día fue cuando pernoctó en Molledo, en nuestra casa. Al día siguiente comió en Molledo y marchó para Valladolid. De los cañones, nos cuenta D. Manuel Foronda y Aguilera, le fueron regalados por el emperador Carlos I  a los dueños de la casa, sustrayéndolos de su propio séquito. Y pienso yo que la suerte le acompañó con el tiempo y la salud y en agradecimiento a tanta buena suerte, el emperador creyó no necesitarlos para el resto de su vida como así fue, y donarlos para orgullo y regocijo de todo un pueblo. De enigmática y menos importante solo me queda...
 el ¿por qué realmente los dejó? y ¿Por qué los empotraron en la pared?...

9 comentarios:

jose luis dijo...

muy chulo,tenia yo ganas de saber que tenia de verdad la historia de la casa de los tiros.

jorge.andeco@gmail.com dijo...

Gracias por despejar mis dudas...Un saludo y seguimos en contacto

Anónimo dijo...

Enhorabuena por tu artículo, por fín leo algo bién documentado acerca de la casa de los tiros.
Cualquiera que consigue terminar una carta piensa que puede escribir un libro y éste no ha sido tu caso.

Anónimo dijo...

Ja Ja!!!
Que guapo tu comentario. Si te refieres a la última "joyita" publicada, estoy contigo.

Blanca dijo...

Me ha interesado especialmente este artículo porque la Casa de los Tiros estuvo en manos de mi familia, los Bustamante. Tras diversos pleitos con la familia Quijano, pasó a ser propiedad de Eustaquio Bustamante, pasando después por herencia a su hermana Juana Bustamante. En la Casa tuvieron su domicilio la hija de Juana Bustamante, Ana Lina Martínez de Velasco Bustamante, y su esposo Bonifacio Martínez de Céspedes, en donde vivían el 16.4.1894, al llevarse a cabo la partición de la herencia de Juana. Me gustaría saber en que año se hizo la foto de la casa que está en blanco y negro

jorge.andeco@gmail.com dijo...

Hola Blanca. Siento mucho no poder ayudarte. La foto esta publicada en un libro que sino recuerdo mal escribió Fernando Gacía de Cortázar.
Es una foto cedida para esa publicación. No recuerdo el título. El libro lo tiene el centro cultural Evaristo Silió en Molledo.
Es posible que por la indumentaria que viste la retratada sea de principios del siglo XX.
En cualquier caso me alegro mucho de que se halla acercado a este blog. Un saludo y nos vemos en la red.

Anónimo dijo...

todo muy bonito , menos lo del rico café que me pone Luisa, dónde Quico, joer si es tomarlo e ir corriendo a donde tod@s ponemos imaginar jajajajajjajajajajajaja

Anónimo dijo...

Mejor será el de Rueda, que ese si que es una purga. Los de Quico se pueden tomar mucho mejor, pero los del otro son pa prao.Como en casa ninguno.

Anónimo dijo...

No entiendo tu última frase, podrías explicarla? Gracias!

Fiestas de Molledo 2022