A partir del 1 de enero, casarse por lo civil en Molledo costará cien euros. El alcalde afirmó que la medida no tiene “afán recaudatorio, sino que
cubre un servicio”
¡Pero digo yo!
¿Castigar al
ciudadano es la única solución que le queda a un ayuntamiento para conseguir
mayor recaudación – si lo consigue-? Es posible que casarse sea un lujo y como
tal haya que amortizarlo. Bastante cuesta hoy en día celebrarlo con dignidad,
como para que encima paguemos por hacerlo no solo a quien vela por nuestras
almas, ¡qué ya es el colmo! sino por aquellos que responsabilizamos
gratuitamente de nuestros destinos y se sienten incapaces de gestionar
honestamente nuestra confianza.
Pero bueno, en cualquier caso, más parece una
medida disuasoria que recaudatoria. Pretender
elevar las arcas consistoriales a base de impuestos de lujo donde no los hay,
es como… lo que en aquella edad media sucedía, eso de que para mejorar el señor feudal su avaricia,
diezmaba a sus vasallos exigiéndoles parte de una cosecha que apenas podía
llamarse eso. Si se trata de cubrir gastos, de limpieza, luz, teléfono y
personal, entre otros, gestionemos bien nuestros presupuestos, evitemos el descontrol, ajustemos previsiones
(cinco bodas al año aproximadamente) y seamos rigurosos hasta que la vaca flaca
se aleje de nuestra huerta. Pero, si además espantamos al personal, no tardará
la razón en huir a casa de un vecino más generoso que nos acoja con más cariño
y admita tan ansiada unión que además, mermará ese censo donde los cónyuges
quisieron un día estampar eternamente sus destinos, pero que 100 euros y en
plena crisis, los mandaron al más allá.
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