La tradicional fiesta de 'Un pueblo de leyenda', considerada de interés turístico regional, celebró ayer su quinto aniversario. Decenas de figuras de seres mágicos, salidos de las más antiguas leyendas, inundaron el pueblo. Hechas por los propios vecinos, la ojáncana, la anjana o el trastolillo,
y también los menos conocidos, como el ramidreju, el musgoso o el roblónse se escondieron ayer por todas partes. En los árboles, a orillas del río o en los balcones y socarreñas de las casas. Una ruta guiaba estos días a los visitantes entre las callejas para no perderse a ningún personaje. Los había simpáticos, misteriosos, malvados y feos como demonios. Son la encarnación de toda una cultura popular, a la que este pueblo quiso rendir homenaje. Para ello, los propios vecinos se disfrazaron para la ocasión dónde la fantasía, una vez más, fué la protagonista.
y también los menos conocidos, como el ramidreju, el musgoso o el roblónse se escondieron ayer por todas partes. En los árboles, a orillas del río o en los balcones y socarreñas de las casas. Una ruta guiaba estos días a los visitantes entre las callejas para no perderse a ningún personaje. Los había simpáticos, misteriosos, malvados y feos como demonios. Son la encarnación de toda una cultura popular, a la que este pueblo quiso rendir homenaje. Para ello, los propios vecinos se disfrazaron para la ocasión dónde la fantasía, una vez más, fué la protagonista.
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