Este es mi adiós al último sarruján
de Molledo. Hoy nos ha dejado Ñin, el pastor. Aquel que siempre ha
estado entre nosotros pero nunca con nosotros. Hermano de otra de las sagas familiares mas importantes de mi vida en este Molledo. Y de una vida entera
dedicada a la soledad y al silencio. Una vida tan ermitaña, austera,
olvidada de si mismo como la de aquellos anacoretas tan famosos como
Pablo de Tebas o Benito de Nursia, evidentemente, salvando las
distancias.
Solo dos palabras Ñín....porque era imposible hablar mas tiempo con él.
Las cienes de veces que subía a los
praos de la sierra con la intención de charlar un ratuco con Ñin y otras tantas que era misión imposible hacerlo. Solo lo
conseguíamos si él lo quería. Cuando menos te lo esperabas, allá
que se te presentaba como una autentica aparición.
Siempre terriblemente cordial conmigo:...amigo, amigo...apretón de manos y volteo de mano como despedida....no me decía grandes cosas, pero me miraba como si fuéramos cómplices de algo en común. Ñin, había llevado hasta el extremo último
su propia experiencia de vida, manteniendo su pequeño estado de
independencia intacto, hasta la última exhalación de su vida.
Amigo-como me decía siempre- descansa en paz.