28 agosto 2015

D.BERNARDO ANTONIO DE QUIJANO TERÁN Y AGUAYO (1ªParte)



En cualquier investigación de este tipo supongo que ocurrirá lo que me ha pasado a mí, en el programa de fiestas de la Virgen del Camino he participado con un pequeño resumen del texto siguiente, dicho texto contiene dos erratas  que no he conseguido subsanar a tiempo, antes de su publicación, porque ya se estaban imprimiendo. Hacían  referencia al número de molinos existentes y a la titularidad de las iglesias de Villordum y que actualizaremos en varias entradas, por ello pido disculpas y os invito a disfrutar de cómo era la vida  en el siglo XVIII en  el Concejo de Molledo. 

 El  oleo

Sin lugar a dudas, éste es el óleo más antiguo que se conserva sobre Molledo.  Data de Diciembre del año 1739 y fue mandado pintar por la sala de lo Civil de la Real Chancillería de Valladolid, que era la máxima instancia Judicial en ese momento. Se hizo a petición del Concejo de Molledo, en los siguientes términos: “Suplico se sirva de mandar hacer pintura, mapa, descripción y vista ocular de los terrenos litigiosos, sus molinos, arboledas  y heredades, Rio Besaya, calzeras-canales por los que discurre el agua desde el río hasta los molinos- pozos ”. El desencadenante fue por un problema de lindes con un vecino llamado D. Bernardo Antonio de Quijano Terán y Aguayo, de estado noble y de oficio labrador y del que, gracias al Catastro del Marqués de La Ensenada del año 1753, podemos conocer un poco más nuestra historia. El famoso catastro del Marqués consistía en la elaboración de un registro en el que se recogieran los datos sobre vecinos y propiedades de la Corona de Castilla, en la España del Rey Fernando VI.  Fue realizado entre los años 1749 y 1759 y como el cuadro fue pintado 14 años antes, disponemos de imagen y de documentación contemporánea para intentar explicar cómo era Molledo en esa época. Hay que entender que, al igual que en la actualidad, a finales del siglo XVIII eran frecuentes los pleitos entre concejos o entre concejos y vecinos que litigaban por las lindes. Y la realización de un óleo judicial, llamado vista de ojos, era la manera en que, lostribunalesde aquella época,  podían fijar las demarcaciones o las zonas del litigio, y depaso, conseguir más elementos de valor para tener en cuenta durante el desarrollo del juicio.    
                                                                                 La denuncia y su resolución                                                                                                                                                    

En 1736 D. Bernardo Antonio de Quijano Terán interpuso una denuncia contra D. Joaquín de Tovar y el Concejo de Molledo sobre la construcción de unos molinos nuevos en el lugar que llamaban La Salcinería, entre el Pozo de Laya y el de Arnero, junto a las aguas del río Besaya. La denuncia y posterior juicio van desde ese año hasta 1740. Gracias al óleo y al Catastro del Marqués de la Ensenada (recordemos que entre ambos median 14 años) sabemos que el pleito fue ganado por el Concejo de Molledo porque el número de molinos  había aumentado, pasando de tres en el año 1739 a  cinco en el 1753; dos de ellos seguían en propiedad de Bernardo y los tres nuevos, habían pasado a manos de D. Diego de Quijano, vecino de Cartes. 
En el cuadro se puede ver el lugar que ocupaban los molinos, los dos del centro son los de nuestro personaje. A la izquierda de ellos, se ven las vigas de la construcción del molino en litigio y el situado más a la derecha sería el del concejo de Molledo. Además podemos establecer el lugar exacto en el que se encontraban dichos molinos, puesto que nos lo dice  en el catastro cuando declara los bienes que posee: “Dispongo de una casa molino de tres ruedas en el sitio de Majuales y otro de cuatro ruedas y de las dos casas sólo muelen cuatro ruedas”. Y cuando describe los árboles que son de su propiedad dice: “Tengo plantados cien  arboles de nogal en el lugar de los molinos que dejo aquí expresado, todos son mayores y producen fruto aunque poco”.
 Esta finca hoy en día sigue existiendo y se la conoce como “La Nogalera”, en el cuadro pueden verse  como los árboles  rodean  los molinos                                  Actualmente


 Actualmente solo son visibles el camino y el cauce, curiosamente  los únicos nogales que quedan en la finca señalan el lugar donde se encuentran los restos derruidos de dos de ellos, no muy lejos, otra acumulación de piedras señalaría la posición del tercero, tal y como se ve en el plano adjunto. Además podemos destacar otros elementos muy interesantes como es el canal o calze que se construyó para abastecerlos de agua; tendría una longitud aproximada de casi 600 metros, una altura de 3 metros y una anchura de 2,5 y su origen estaría en el pozo de La Laya, situado junto al salto de agua de la Canalona, a continuación se encontraba una presa con una compuerta que regulaba el caudal de agua que entraba al canal, para finalmente desaguar en algún lugar próximo al Pozo de los Pasiegos. 

Los Molinos

La presa es un elemento fundamental para el funcionamiento de un molino, la de nuestro cuadro estaba hecha de piedra. Se usaba la cal como aglomerante y  la cara que permanecía en contacto con el agua se realizaba de sillería. Las presas y los canales  disponían siempre de aliviaderos superficiales, cuya misión era evacuar el agua sobrante en el caso de que se llenasen en época de lluvias, pueden verse con claridad cuatro de ellos   junto a los edificios. Los molinos de harina debido a su ubicación, poseían una sólida cimentación en su base con grandes bloques de piedra para poder soportar los distintos flujos de los caudales. Dependiendo de si el nivel del caudal era controlable,  el molino descansaría sobre uno o dos arcos de medio punto, como en la foto inferior. 
                       


Y si el caudal fuese variable, lo haría sobre una estructura de pilares de piedra.

Por último, el elemento más importante en un molino; la rueda motriz. Los tres molinos del cuadro son molinos de aceñas harineras, la aceña es una palabra de origen árabe que si bien en la documentación cristiana significa molino de grano, es, en su origen etimológico equivalente a “azuda” o rueda de elevar agua, lo que denota que se trata de ingenios de moler provistos de una rueda vertical. Requieren para su instalación grandes corrientes de agua, pues las ruedas motrices que empleaban de simples paletas planas, tienen un rendimiento muy bajo. Se situaban en las riberas de ríos caudalosos junto a presas que les aseguren  un caudal importante de agua, solían disponer de piedras de moler entre 1.40 y 2,00 metros de diámetro con, una capacidad de molienda de hasta 200 Kg/h de cereal. La rueda motriz  oscilaba entre 3.36 y 5.04 m. de diámetro y las aspas entre 0.70 y 0.84 m. de anchura y entre 2.80 y 3.36 m. de altura.Y por ultimo, el molinero o molinera. El molinero debía regular hábilmente la distancia entre las muelas o ruedas de molino, así como mantenerlas en perfecto estado con las labores de repicado, aquellas destinadas a esculpir los surcos en la superficie de rozamiento de cada muela. Según lo que se fuese a moler se tallaban las piedras con un dibujo diferente. Así, existe un tallado determinado y diferente para moler trigo y cebada, o maíz, o centeno. No era un tema intrascendente, puesto que de dichos caminos labrados sobre la piedra, y de sus características, dependía el producto del molinero y su correcta evacuación hacia el exterior desde dentro del guardapolvo que  era un habitáculo cerrado que contenía las muelas. El oficio de molinero no era bien visto entre los labradores porque  acudían al molino con su cosecha y, a cambio del trabajo del molinero y del uso de sus instalaciones, entregaban la maquila, es decir, aquella porción del grano acordada como pago, y que oscilaba entre el 4% y el 8%, además se podía cobrar otra parte mas, en especie, aquí surge el nombre de cierto tipo de molino llamado maquilero. Y La mujer del molinero… ¿Cuantos cantares y refranes conocemos que aluden a ese status social tan especial que tenían? .El motivo era que la mayoría de estos edificios  se situaban en las afueras de los pueblos y a ellos acudían los hombres solos con sus cargas, esto es lo que daba lugar  a la especulación sobre sus otras actividades  además de la molienda.                                          
En otro orden de cosas, cabe recordar la abundancia de molinos repartidos por otros pueblos del valle, que nos traerá la nostálgica idea de haberse vivido otros tiempos más prósperos como fueron los cuatro que había en Raicedo, y de la Serna. Los tres en Santa Cruz y los siete de Silió. Subiendo a Quevedo, nos encontrábamos con tres molinos y dos ferrerías, otros tres también en Santa Olalla, cuatro en Arenas y uno en San Vicente de León y Los Llares. Esta riqueza molinera viene a destacar la importante industria vinculada al camino harinero, pues allí se transformarán los granos procedentes de los cereales castellanos, en harina para el puerto de Santander.    

Por JL Madrazo           
                                                 
 



15 agosto 2015

XXI FERIA INTERNACIONAL DEL QUESO ARTESANO EN PESQUERA

                                                                                                                                                                                     FERIA DEL QUESO EN PESQUERA

Fiestas de Molledo 2022