17 junio 2015

Un documental para un ciclista enamorado



Un documental recientemente grabado, recogerá  la gesta del escritor Miguel Delibes, que viajaba de Molledo a Sedano para visitar a su novia...
 

A Molledo (Cantabria) y a Sedano (Burgos) les separan 94 kilómetros, una distancia que un joven Miguel Delibes recorría cada verano en bicicleta para visitar a su novia, la mujer de su vida: Ángeles de Castro. «Pero más allá de la distancia; de los valles, montañas y páramos que les separaban, les mantenía unidos el irrefrenable deseo de estar juntos. Por eso, en verano de 1941 el escritor amarró el petate, cogió la bici y se lanzó monte a través». Así lo explica Guillermo Rivas, un periodista burgalés que, junto a su hermano gemelo Daniel, firma el guión de un documental que se acaba de rodar sobre el viaje que el autor de 'El camino' hizo hace más de setenta años.
Él mismo se ha encargado del argumento a partir de un reportaje que, sobre esta misma historia, escribió para la revista Pangea. Además se ha subido a la bicicleta para hacer la misma ruta. Detrás de la cámara, su hermano Daniel se ha hecho cargo de la dirección de un trabajo que ya está en fase de montaje y podría estrenarse a finales de junio en Burgos.

Daniel y Guillermo Rivas (Burgos, 1989) estudiaron Periodismo y en 2011 realizaron esta ruta para su proyecto de fin de carrera. «El relato de Guille sobre la experiencia fue tan intenso, y veíamos tan bien la historia en imágenes, que se nos ocurrió hacer un documental», explica Daniel Rivas.  Estos gemelos tuvieron que esperar cuatro años para dar con otros dos compañeros del mundo documental, Ignacio Navarro y Antón Rodríguez, y atraparlos en un proyecto que por fin han llevado a cabo a finales del mes de mayo.

«No es una reconstrucción histórica de la ruta que hizo Delibes, entre otras razones porque el paisaje ha cambiado -el embalse del Ebro no estaba lleno en 1940-, y además una reproducción fidedigna nos hubiese obligado a buscar una bicicleta y ropa de la época. Así que decidimos narrar la historia a través de un admirador del escritor que también ama la bicicleta y al que parece asombroso el amor de esa pareja. Recorre paso a paso los hitos que Delibes señala en el libro 'Mi querida bicicleta'».

El punto de partida no podía ser otro que Molledo, el mismo pueblo en el que Delibes ambientó 'El camino' y donde está la casa familiar en la que el autor pasaba los veranos. Ahí también aprendió a montar en bicicleta, una experiencia que lleva incluida su propia anécdota. «Su padre le enseñó a montar en bicicleta, pero no cómo bajarse, por lo que se quedó dando vueltas por el jardín hasta que sintió hambre y decidió parar de la manera más brusca: estrellándose contra un seto», explica.
La parte cántabra del documental resulta muy importante y cuenta con el testimonio de Rosa, actual propietaria de la casa en la que vivió la familia de Delibes, de la que conserva un recuerdo bien cariñoso. Además de Molledo, las localizaciones cántabras pasan por Las Hoces de Reinosa, «un tramo que Delibes describía como el más duro porque le dejaba destrozado, hasta el punto que procuraba ahorrar algo de dinero para poder saltárselo e ir en tren hasta Reinosa, desde donde seguía pedaleando».
La ruta
Los documentalistas también tomaron imágenes del alto de Reinosa, al lado de Cañeda, justo en el punto en el que el escritor se detenía a comer un bocadillo de chorizo antes de descender a los pueblos hoy en día inundados por el pantano, que también aparece en el filme. «En esa zona, con la niebla, las montañas nevadas al fondo y el agua en paz, abordamos la enfermedad de Ángeles tal como su esposo la narra en el libro 'Señora de rojo sobre fondo gris'».
Ya fuera de Cantabria, no faltan imágenes de Paradores de Bricia, del bar donde Delibes se detenía siempre a almorzar huevos con chorizo, un lugar que aún frecuentan los hijos del escritor y periodista. «Todo por una peseta y diez céntimos de los de antes», recuerda Guillermo Rivas.
El trayecto de aquel verano, recuerda el guionista del documental, se repitió en sucesivas ocasiones hasta que la pareja se casó en 1946 y se estableció en Valladolid. «El viaje de novios también lo pasaron en Molledo, el inicio de esta particular ruta. El regalo de bodas a su mujer no podía ser otro: Delibes apostó por la sencillez de una bicicleta de nombre sofisticado 'Velox'». No en vano, los hermanos aseguran que quienes conocieron al autor destacan que tenía fama de buen escalador, y que sus amigos de juventud se repetían una máxima que sonaba a consuelo de tontos: «Es que a Delibes no le cuesta».
Él contó años después que cuando se dirigía a visitar a su novia «pedaleaba los primeros kilómetros, con la copla que le marcó su padre a fuego el día que le enseñó a montar en bicicleta: 'No mires a la rueda, los ojos siempre adelante». Así, desde Molledo hasta su destino pasaba por Las Hoces de Bárcena y el Alto de Reinosa, bordeaba el pantano del Ebro y ascendía el puerto de Carrales en dirección a Paradores de Bricia, última parada a 16 kilómetros del pueblo de su amada. Un recorrido para el que también tenía que atravesar Quintanilla Escalada y Orbaneja del Castillo.

En 2011, un año después de la muerte del autor de 'Los santos inocentes' y 'El hereje' sus descendientes -hijos, sobrinos y nietos- quisieron homenajearle repitiendo esa misma ruta. Un total de 27 Delibes se volvieron a lanzar por las cuestas que separan Molledo de Sedano para reeditar esos 94 kilómetros. Los adultos salieron de Sedano y los jóvenes de Corconte, tal y como recuerda Guillermo Rivas, «Ganó uno de los nietos, Mateo, de diez años, y Miguel Delibes hijo plasmó la etapa en una crónica. También, y sin pretenderlo, bautizaron ese sendero cicloturista: La ruta Max, por el seudónimo que Delibes usaba cuando era dibujante de El Norte de Castilla. La M era por Miguel, la A por Ángeles la X como símbolo del futuro juntos».
Un reportaje de Rosa Ruiz para DM

14 junio 2015

Arranca una nueva legistlatura

Finalmente PRC apoya la candidatura socialista y firma el pacto de gobierno que les mantendrá durante los próximos cuatro años en el Ayuntamiento. Es de recibo, como al resto, otorgarles los 100 días de beneplácito y al término de los mismos volvernos a encontrar en el camino. Por el momento la toma ya se ha hecho...un tanto desaliñada, pero se han firmado las actas y por fin...ya esta cada uno en su lugar. Ahora toca navegar. NO quiero terminar sin olvidarme de los pactos. No hablo en términos “Ciudadanos” sino mas bien en beneficio de ellos. La transparencia debe ser la base sobre la que se debería comandar la nave. Molledo tiene muchas posibilidades y un arma muy interesante para empezar en esa dirección, su página web. Hasta hoy francamente inútil. Solo el PGOU está ahí. Esperemos que empiece a tomar otra dirección y se expriman sus posibilidades con mas sentido y mayor responsabilidad. La legislatura se torna muy apasionante. Los errores no se pueden ni se deben repetir. Espero que estos inicios un tanto descafeinados no terminen formando parte de una cadena cuyo primer eslabón,  se haya parecido mas a un resbalón que a una celebración.


Fiestas de Molledo 2022